lunes, 5 de abril de 2010

ARTICULO DE EL COLOMBIANO SOBRE SALAS CONCERTADAS

EL COLOMBIANO
El teatro, de telón caído

Ana Cristina Restrepo Jiménez Medellín Publicado el 31 de marzo de 2010
Imagine estas notificaciones: "Sr. James Joyce: elimine 400 páginas de Ulises, eso tan largo no lo lee el 60% del público". "Sr. Samuel Beckett: espere a Godot en otro lado, o cuélguele un carriel. Nos interesa resaltar nuestra identidad". "Sr. William Shakespeare: no deje a Hamlet hablando solo. La intimidad aburre a las masas". "Sr. Andrés Caicedo: Empantane siete angelitos afro-colombianos y ocho angelitos indígenas. Aquí registramos su asistencia y los tabulamos, en nombre del impacto social y del pluralismo".

¿Cuándo vamos a valorar el producto cultural en términos cualitativos, y no sólo cuantitativos?

El Ministerio de Cultura abrió la Convocatoria de Salas Concertadas 2010, para auditorios de teatro independiente, con menos de 700 butacas; y personas jurídicas del sector público (nuevos proponentes? ¡más cabezas para distribuir el exiguo presupuesto!).

En pleno XII Festival Iberoamericano de Teatro, las artes escénicas andan de telón caído tras el análisis de la Convocatoria, la cual incluye Indicadores (para un periodo de 40 semanas) como los siguientes: Mínimo de funciones: 160 para Bogotá, 120 para Medellín y Cali. Mínimo de ocupación de la sala: 70% para Bogotá, 60% para Medellín y Cali. Mínimo de invitados internacionales: dos, para cada una de las tres ciudades. Mínimo de talleres y seminarios: cuatro, para Bogotá, y tres, para Medellín y Cali.

Los términos de la Convocatoria impulsaron a más de cincuenta salas del país a negarse a participar, y firmar una carta de protesta: "Cada año, a capricho, se imponen nuevas cargas artísticas y económicas, que desdibujan el concepto constitucional de apoyo?".

Con acato reiterativo a las cifras, la ministra Paula Moreno les respondió que, entre el 2007 y el 2009, las salas aumentaron de 71 a 93; y agregó: "Hemos venido lentamente incrementando el presupuesto del Ministerio en más de 50% en los últimos tres años, buscando fuentes de cooperación que el año pasado sumaron más de 38 mil millones de pesos y seguimos trabajando?".

Un asunto no tiene discusión: las salas deben ser sometidas a exigencias de calidad. No obstante, la calidad del producto cultural no siempre corresponde a la demanda del mismo. El rótulo de best seller no hace de Paulo Coelho un escritor ni la taquilla convierte a Sandra Bullock en una buena actriz.

El Estado no tiene por qué someter la creatividad a un rating y desconocer la autonomía profesional de los grupos teatrales.

El acto creativo es un proceso productivo del espíritu, y no puede ser equiparado a un acto productivo industrial. Llevar a escena, componer, pintar, montar una coreografía no es lo mismo que fabricar zapatos.

La ministra se reunirá hoy con los delegados de las diversas salas. Las artes escénicas -¡su público!- esperan políticas consistentes, de Estado, y soluciones concertadas.

Esta situación trasciende lo numérico. Y tiene que dejar de ser un monólogo shakesperiano: " ¿Qué es más noble para el alma, sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ella, encontrar el fin?"

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